20 diciembre 2005

La bombilla


El horror, como la dicha, tiene infinitas caras. A veces respira dentro como un gusano, una solitaria, un tenaz veneno que ni el arrepentimiento de quien lo causó ni el olvido de quien lo sufrió logran apaciguar.

El Kapo, del serbio Aleksandar Tisma, es la historia de la Culpa, con mayúsculas. Tras el Holocausto, muchos judíos sólo encontraron amparo en el suicidio. No pudieron acarrear el privilegio de haber sobrevivido. Pero ¿qué hacer cuándo uno fue además verdugo?, ¿cómo huir de la conciencia cuando tus pies bailan sobre millones de huesos de tu propia gente?. Hay bombillas que ni duermen ni dejan dormir.