03 febrero 2006

Anónimo


A la tragedia cabe mirarla de frente, con rigor de contable y frialdad de forense. Y también cabe exponerla sazonada de imaginación, elevada, o rebajada, como se prefiera, desde la crónica periodística hasta la pura literatura. La fantasía nunca es mentira, sólo es otro tipo de verdad.
Argelia ha sido sorprendentemente olvidada, como lo ha sido Bosnia. El horror fundamentalista asomó la patita por una orilla del Mediterráneo, y muy pocos escritores se atrevieron a hincarle el diente. Yasmina Khadra se valió del anonimato y la novela negra para contarnos lo que no contaban los periódicos, y nos puso voces donde había datos, y nos puso vidas donde había muertos. No es poco.