09 marzo 2006

Destino: Vasconia


Se podrá estar de acuerdo o no con él, pero nos atraemos como imanes enamorados. En realidad, él parece necesitar tanto nuestra existencia, la de los vascos, como nosotros la suya. Aquí hay quien lo da por extranjero, y él mismo asume y hasta potencia esa imposible condición. Pero en el fondo de un mutuo desdén se advierte el latido de esas parejas nunca del todo derrotadas, esos cuerpos que aun despreciándose y vilipendiándose en público mantienen un leve contacto, un dedo de Miguel Angel que respira en privado.

En Cambio de destino, Jon Juaristi vuelve a meter el cuchillo en su historia que es la nuestra, en su deriva, derrote, andar o desfile que a veces indigna, otras enternece y siempre entretiene. Se podrá estar de acuerdo o no con él, pero sus obras enganchan como el abrazo de la heroína, que aún odiándose atrae, golpea y excita. A él le ocurre lo mismo con la tierra que le vio nacer. Sufre un mono melancólico aunque no lo reconozca.