29 mayo 2006

Alcoyano


La victoria expande un brillo de medalla de oro y papel de plata. La derrota alberga a menudo una luz difusa, profunda, de fondo de túnel o tesoro marítimo. Los girasoles ciegos, de Alberto Méndez, es el espejo literario, engrandecido y hermoso, de un viejo dicho hoy muy en mala forma: tienes más moral que el Alcoyano.

Por sus páginas flota la altísima moral de los perdedores, de los vendidos por rendidos, no por vendidos ni derrotados. El verdugo duerme peor que su víctima y el toro alcanza el cielo antes que el torero. Y es que en algunos fracasos hay un triunfo póstumo que nada tiene que ver con la gloria, hay una paz interior que no alumbra los ojos muertos de ningún general victorioso.