Un rockero
A menudo se identifica el rock con una cierta apatía o rechazo hacia los asuntos tristes de la cosa pública. También se establece una conexión barata entre la música popular y el populismo intelectual. Sin duda es más sencillo llegar al prójimo pasándole la palma por el lomo que poniéndole ante a un libro o frente a sí mismo, es decir, invitándole a reflexionar y encarar las propias contradicciones. Hay maestros en la invención de la rima pegadiza, genios de la política resultona que en una estrofa solucionan el problema de la inmigración y en un estribillo el del terrorismo. Otros, como Sabino Méndez, van mucho más allá.
El escritor y guitarrista catalán rompe una rosario de tópicos con su firme apego a una literatura culta, si cabe la expresión, y su apoyo a una ideología que no es nada común en su gremio. En Hotel Tierra no sólo se eleva y aleja: también pisa la tierra dura que ayer pisó con Loquillo, y esa ambigua que hoy pisamos todos, sembrada de charcos y cepos sin cuento. Se moja hasta las cachas, y de veraz se agradece.