De fuera vendrán
Alguien dijo que es judío todo aquel a quien los demás consideran judío. Y es cierto que a menudo la mejor manera de conocernos, definirnos y explicarnos es por medio de una voz ajena a nuestra idiosincrasia, unos ojos atónitos o vírgenes ante nuestro paisaje humano, un espejo traído desde el extranjero que jamás nubló nuestro vaho ni rompió nuestra castradora vanidad. En suma, un curioso impertinente.
Algo de eso, y de muy afilada pluma, y de muy certero observador, tenía el andarín Roberto Arlt, que nos visitó en tiempos previos a los más oscuros, y nos describió, y nos alabó o compadeció en sus Aguafuertes vascas. Sin difuminar su juicio tras el velo de la corrección política contó lo que vio a sus lectores argentinos. ¿Qué pensarían ellos de nuestros abuelos?